Mirando alrededor de una comunidad no existe ser humano igual a otro, aun en los miembros de una familia existen diferencias físicas, emocionales y diversos puntos de vista. Esta variedad es lo que nos hace auténticos y especiales.
Cuando conectamos con una persona o compartimos con aquella familia que acompañamos, reconocemos que es su autenticidad aquello que nos invita a un diálogo abierto y trabajo en conjunto, cuando somos auténticos es cuando mostramos realmente quienes somos de manera honesta, sincera y libre.
La empatía debe ser una actitud normal entre nosotros.
No existe una «formula especial», sólo un diálogo sincero y una buena dosis de empatía. Mirar desde el corazón facilitará el bienestar de quienes nos rodean, es por ello que, la importancia de cada miembro de nuestra comunidad, es incalculable.
Debido a su autenticidad y coraje aprendemos todos los días, significan nuestros agentes de cambio, nuestro impulso y fuerza al corazón; sin ellos no podríamos compartir nuestro aprendizaje y experiencia humana, ya que, son el motivo de ofrecer nuestro mayor esfuerzo y dedicación.
En mis últimos años de aprendizaje junto a cada comunidad, he podido compartir sus experiencias y conocer su entorno de manera cercana; en ellas he encontrado un impulso que me motiva a ser mejor. Considero que se trata de un actuar igualitario, aunque con roles diferentes, son las comunidades las verdaderas protagonistas del cambio y aunque el camino es largo, es el compromiso y el aporte de todos lo que sostendrá siempre las metas que nos tracemos.
Milagros Ramos Coronado
Ingeniero Ambiental
Programa Vida Sana – Wabash GHI Perú
Un comentario
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